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Recientemente visitamos la fábrica de Kosta Boda para conocer más a fondo su proceso de producción y conversar con Amanda Hasselström, Brand Manager de Kosta Boda. Nos contó sobre la creatividad que define la marca y el trabajo detrás del nuevo y exclusivo acabado de The Rock.
“Lo que hace que Kosta Boda sea realmente único,” explica Amanda, “es el encuentro entre creatividad y maestría artesanal, un diálogo que ha vivido en nuestra fábrica de vidrio durante generaciones.”
Cada pieza que sale del horno lleva consigo la huella de manos humanas y de un conocimiento transmitido durante más de dos siglos.
Es precisamente esta combinación de tradición, curiosidad y valentía para explorar lo que le da a Kosta Boda su carácter distintivo.
La fábrica de vidrio en Kosta es más que un lugar de producción: es el núcleo vibrante tanto de la marca como de la comunidad local. “Aquí se encuentran la tradición, la artesanía y el orgullo local”, dice Amanda. “Hasta hoy, todos nuestros vidrios artísticos y nuestras ediciones limitadas se crean aquí, completamente a mano.”
Mantener la producción en Kosta no se trata solo de preservar un legado, sino también de mantener viva la artesanía. “Eso significa atraer a nuevas generaciones de sopladores de vidrio”, añade Amanda, “y mantener viva la identidad cultural de la región.”
Para Kosta Boda, el legado no es algo que limite la innovación: es el combustible que enciende la chispa. “Honramos nuestro pasado dejándolo evolucionar”, dice Amanda. “Nuestros diseñadores exploran constantemente nuevas formas, técnicas y colaboraciones, pero siempre con respeto por la artesanía. La innovación aquí comienza planteándose las preguntas: ¿Qué más puede hacer el vidrio? ¿Qué puede expresar?”
Es este equilibrio entre atreverse a ser diferente y, al mismo tiempo, respetar la artesanía lo que caracteriza cada objeto que sale de la fábrica de vidrio en Kosta, incluido The Rock, uno de los clásicos de diseño contemporáneo más llamativos de Kosta Boda.

“The Rock refleja la dualidad que define a Kosta Boda”, dice Amanda. “Es un homenaje a nuestra historia, combinado con el valor de redefinirla.” Hanna Hansdotter, diseñadora de The Rock, se inspiró en uno de los clásicos de diseño más icónicos de Kosta Boda, The Snowball de Ann Wolff, y le dio su propio toque de rebeldía.

Cada The Rock se funde en un molde metálico de tres partes, un proceso que requiere tanto precisión absoluta como trabajo en equipo. “Para garantizar la calidad de cada pieza, nuestros sopladores de vidrio trabajan en un equipo cercano de tres personas”, explica Amanda. “Cuando se completa el vertido, el portavelas descansa en una cinta de enfriamiento durante doce horas para que el vidrio se estabilice de manera lenta y uniforme.”
Su geometría escultórica y su grosor hacen que The Rock sea especialmente exigente de fabricar, cuenta Amanda, y la producción requiere un control perfecto de la temperatura, el tiempo y el ritmo por parte de los dedicados sopladores de vidrio.


Acaba de salir del horno de recocido en la fábrica de vidrio de Kosta Boda.
El color siempre ha sido una parte central de la identidad de Kosta Boda. “Forma parte de nuestro ADN artístico”, dice Amanda. “En el vidrio, el color no se crea con pigmentos, sino mediante combinaciones de metales y minerales que reaccionan al calor y a la química del horno. Cada ingrediente se comporta de manera diferente, y hasta la mínima variación en la temperatura o en el enfriamiento puede cambiar el matiz del resultado final.”
En el caso de The Rock, se trata de lograr un color que sea a la vez intenso y luminoso, independientemente del tono, un equilibrio entre arte y ciencia. “El reto consiste en obtener un color audaz y saturado mientras se preserva la transparencia del vidrio”, explica Amanda. “Queremos que la pieza se perciba sólida y llena de luz al mismo tiempo.”

La colección Snowball, también de Kosta Boda, fue la inspiración para The Rock de Hanna Hansdotter.
Este año, Kosta Boda produce un color completamente nuevo de The Rock, exclusivo para Nordic Nest. A través de una estrecha colaboración, el equipo de Kosta Boda ha desarrollado un tono grisáceo-marrón: un color sofisticado y discreto que al mismo tiempo presentó sus propios desafíos técnicos.
“Desarrollar nuevos colores es un proceso paciente y experimental”, dice Amanda. “Puede llevar varios meses. Cada nuevo tono se prueba en innumerables muestras, ajustando la fórmula, evaluando el color en el horno y observando cómo se comporta en diferentes grosores y condiciones de luz.”
“El tono grisáceo-marrón que creamos para Nordic Nest es un matiz sutil y sofisticado, que resulta complejo de lograr porque se encuentra justo en medio del espectro cálido y frío, lo que requiere un control perfecto en el horno.”
El resultado final, enfatiza, “es bellamente matizado: un color que realza la forma escultórica y, al mismo tiempo, aporta una calma elegancia contemporánea.”
Para Amanda y el equipo de Kosta Boda, cada nueva creación es una continuación de una historia de 280 años, escrita con fuego, vidrio e imaginación. “Nuestra historia no es algo que solo contamos”, reflexiona. “Es algo que vivimos y moldeamos cada día.”
Ese legado sigue vivo en The Rock. Es un objeto que une pasado y presente, donde la creatividad artística y la artesanía técnica se encuentran con la voluntad de experimentar. No es solo vidrio: es un símbolo de lo que surge cuando la tradición y la innovación se encuentran en perfecta armonía.
Foto: Kosta Boda, Ardijan Mahmutaj
